El camino andado - I Concurso de microrrelatos "La cruz del Negro"
El camino andado
En la carretera, rumbo a un destino incierto, Germán no pudo evitar, por primera vez en mucho tiempo, sonreír con la inocencia propia de un niño pequeño. Cualquiera que no conociera al hombre se habría extrañado al ver dicha escena. Después de todo, no todos los días se encuentra uno a un hombre anciano recorriendo la
autopista con una gigantesca sonrisa sobre su rostro, a pesar de estar solo.
Pero Germán tenía motivos más que poderosos para sentirse así de feliz. Lejos habían quedado ya esos días en los que él había luchado incansablemente contra esas pálidas sombras de duda que trataron de devorarle la cabeza. En un rincón de su habitación, allí, junto a la pequeña madriguera que una vez albergó sus azules sueños de juventud, yacían las cenizas de los demonios que trataron de arrastrarlo hasta el país de la noche eterna.
Como un auténtico guerrero, él jamás dejó que las violentas olas del destino fueran las que guiaran el rumbo de su existencia. Incluso cuando su única razón de ser, Martha, se extinguió en pocos meces por culpa de un inclemente cáncer, Germán jamás pensó en resignarse a quedarse llorando hasta que sus ojos se secasen. El fuego dentro de su corazón le hizo darse cuenta que no tenía caso flagelarse toda la ida por un dolor antiguo. Después, de todo, la vida es tan fugaz como un suspiro…
Por ese motivo, el optó por volar lejos del sitio en el que su fe fue rota una y mil veces por difíciles pruebas de la vida. En el camino, él se pudo reencontrar con esa perfecta serenidad que inunda el alma como un manantial. ¿Qué importa si mañana todo termina? Germán sabe que puede irse en paz. En medio de la nada, los fantasmas del pasado ya jamás lo lograrán alcanzar.
Seudónimo:Vexy Glitter
En la carretera, rumbo a un destino incierto, Germán no pudo evitar, por primera vez en mucho tiempo, sonreír con la inocencia propia de un niño pequeño. Cualquiera que no conociera al hombre se habría extrañado al ver dicha escena. Después de todo, no todos los días se encuentra uno a un hombre anciano recorriendo la
autopista con una gigantesca sonrisa sobre su rostro, a pesar de estar solo.Pero Germán tenía motivos más que poderosos para sentirse así de feliz. Lejos habían quedado ya esos días en los que él había luchado incansablemente contra esas pálidas sombras de duda que trataron de devorarle la cabeza. En un rincón de su habitación, allí, junto a la pequeña madriguera que una vez albergó sus azules sueños de juventud, yacían las cenizas de los demonios que trataron de arrastrarlo hasta el país de la noche eterna.
Como un auténtico guerrero, él jamás dejó que las violentas olas del destino fueran las que guiaran el rumbo de su existencia. Incluso cuando su única razón de ser, Martha, se extinguió en pocos meces por culpa de un inclemente cáncer, Germán jamás pensó en resignarse a quedarse llorando hasta que sus ojos se secasen. El fuego dentro de su corazón le hizo darse cuenta que no tenía caso flagelarse toda la ida por un dolor antiguo. Después, de todo, la vida es tan fugaz como un suspiro…
Por ese motivo, el optó por volar lejos del sitio en el que su fe fue rota una y mil veces por difíciles pruebas de la vida. En el camino, él se pudo reencontrar con esa perfecta serenidad que inunda el alma como un manantial. ¿Qué importa si mañana todo termina? Germán sabe que puede irse en paz. En medio de la nada, los fantasmas del pasado ya jamás lo lograrán alcanzar.
Seudónimo:Vexy Glitter
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