De sutilezas y otras represiones - I Concurso de microrrelatos "La cruz del Negro"

“De sutilezas y otras represiones”


Las visiones ensimismaron al anciano  Jaime que fue quedando con el rostro congelado ante la superposición de capas con tonos de arcoíris sin luz que transformaban a la muchacha en agujero negro.
-    Necesito que me ponga toda su atención. – la voz de la investigadora se escuchó cascada – A ver, Jaime, dígame…
Sin terminar la pregunta, Jaime comenzó a dar respuesta al plan de interrogatorio que Aurora tenía en la mini laptop, con una voz pausada, impersonal, como en off. Conocí a Maricela por coincidir en la ruta de mi trabajo, no vive distante, después le hice la corrección a la tesis de su maestría.
Sí, tuve la intención de que hiciéramos pareja, todo quedó ahí.
Sí, formé parte de Los Periodistas Independientes.
Porque soy periodista.
Entiendo que el periodismo no funciona sin pluralidad.
En ningún tiempo ni en ninguna parte del mundo ha funcionado.
Tampoco. La organización estaba dirigida por García, que resultó ser un doble agente.
No, nunca recibí dinero.
Solo trabajaba como corrector.
Por supuesto que es igual.
Sí, oí en el grupo que los demás sí recibían, deduzco que el asignado a mí y quizás a otros, quedaba en manos de García.
Tarde, pero me convencí que la política es manipulación de los hunos y de los hutros.
Para mí los hunos son los de Atila y los Hutros, los que no lo son, pero de Atila para allá.
Sí, escribí ese libro.
Ahora lo hubiera escrito también, entiendo que no es político.
Claro, la realidad no es política, la manipulación sí.
Mi viaje a Bijagual tuvo varios propósitos.
No, nunca de formar organización alguna.
Quedé solo, mi hijo desapareció sin llegar a ninguna parte, y mi hija fue a trabajar a Brasil.
El dinero para sustentarme.
Testé a favor de Yeny.
Samuel y ella no quieren, pero son lo único que tengo aquí.
Nada sabía de droga, Samuel la dejó aquí para que me atendiera.
Las fotos las tomé para tener un testimonio gráfico del deterioro de Marisela.
Lo intentó, pero ya no es posible de ninguna manera…

Los toques en la puerta provocaron el suspenso. Aurora estaba como petrificada. Insistieron los toques.
-    Aurora soy yo, Roble.
La voz de Roble sonó a entusiasmo juvenil. Jaime abrió sin esperar la reacción de Aurora. Roble penetró a la biblioteca como una ola luminosa, casi abraza a Jaime que respondió con familiaridad inexplicable.
-    Viejo, todo se aclaró, no hay problemas con usted, tome las llaves, le devuelvo la cámara, ya conecté el fijo, deme acá su móvil… - pareció descubrir a Aurora - ¿Y a ti qué te sucede? – fue hasta su compañera que permanecía como de yeso- ¿Te sientes mal?
-    No, fue solo un vahído.

Pseudónimo
 -El Mensajero-