Nerón - I Concurso de microrrelatos "La cruz del Negro"


Nerón
Por atavismo o pura inercia tendemos a pensar en los criminales con estereotipos, nótese la primera persona puesto que me incluyo,
como no dadas las circunstancias que me atañen y me incumben. Quizás solo vemos el daño pero no vemos qué y quien hay tras el daño.

No dar una escusa perfecta, no es otorgar el perfecto alibi, simple y llanamente es sufrir el beneficio –o maleficio, no sabría decirlo- de la duda.

Ya ha caído el telón, la parafernalia ha finalizado, el público recoge sus bártulos y bagatelas pero yo, aquí sigo, en un mutis y a la par en un soliloquio. Sólo ante esta inhóspita, ríspida y cruel tesitura, con un monólogo que parece no acabar nunca, sin principio aparente y sin final aparente, como un uróboro que se muerde su propia cola.

En fin, ¿cuándo la humanidad se podrá permitir el lujo de dejar de depender de cuerpos de seguridad y de un sistema judicial? Fácil de responder, cuando esta pierda su condición intrínseca, cuando esta llegue a ese extremo nihilista de tan sólo tener humano en el nombre.

Empero, no todo está perdido, los últimos serán los primeros y viceversa. Yo fue el primero entre iguales y ahora voy el postrero en la fila de la vida, ahora he perdido la compostura, pero ya llegará la hora en la que la moneda llueva de canto.

Llorar de nada me sirve y cuando mi viejo compañero cruzó la puerta supe que en verdad él no era él, al igual que un servidor ya no es un servidor, carpe diem porque morimos a cada rato, nunca nos bañaremos dos veces en la misma agua aunque el río que suene y moje sea el mismo, los sentidos engañan y la mente no es para menos.

Refunfuñando me dieron el sermón, pura palabrería que no me medraría, porque ahora ya no era una esponja, era impermeable. Los errores no se exculpan ni expían pero de ellos se extraen conclusiones.

No pretendo confundiros, mi afrenta fue terrible, sin embargo ya he aprendido que no se puede pagar con la misma moneda, que el fin no justifica los medios ya que sino, yo mismo podría ver expresado el hartazgo de otros en mi persona.

Sois mejores que yo y yo seré mejor que vosotros, porque la venganza es distinta de la justicia y la reinserción existe. Adecentarse es posible a la par que emporcarse. Ya que todo tiene solución salvo la muerte y precisamente lamento haber recurrido a ella para lograr mis objetivos de detener a un sicario, a un cipayo a sueldo y a un judas.

No siempre el que roba a un ladrón tiene cien años de perdón.

  Lucas

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