TIKAL - I Concurso de microrrelatos "La cruz del Negro"

TIKAL
Sarasuati

No estaba en mis planes visitar las ruinas más importantes del país. No porque no me interesase la arqueología, sino porque eran otras ruinas las que yo quería ver. Sin embargo, me convencieron de que era imprescindible que conociese Tikal.

Así que me dejé asesorar, conseguí un pasaje de precio razonable (gracias a un descuento por haber trabajado mi tía en la agencia hacía años) y marché a la ciudad de los murmullos. La llamo así porque eso es lo que quiere decir Tikal. Nos lo explicó el guía justo cuando ya la abandonábamos.

Había sido un día lluvioso en el que me picaron más mosquitos que en todo el resto del tiempo (no tuve la precaución, precisamente ese día, de untarme con aután, pero supongo que tampoco hubiese servido de mucho).

Aunque lo peor fue el calor. Y sucedió que ese día yo no llevaba una triste goma para recogerme el pelo.

Luego, además, estaba el asunto de desear llevarme un recuerdo de allí, un souvenir, pero no tenía mucho dinero. Apenas unas monedas. Busqué y rebusqué entre los puestos tratando de combinar los dos requisitos: que me gustase y fuese barato.

Al final opté por otro tercer requisito que no había tenido en cuenta, y que, además, por suerte, reunía los otros dos: la necesidad. Así que compré un coletero de tela de colores. Tuve que regatear un poco, pero el tipo se convenció de que no tenía más dinero.

Fue un instante realmente aliviador, y también placentero, sentir mi cogote despejado al fin.

A los pocos minutos, ocupamos nuestros puestos en la furgonetita que nos llevaría de vuelta al aeropuerto a unos, y a mí al hotel, pues me iba a quedar por Petén unos días más, visitando unas comunidades con uno de los colaboradores de la ONG con la que había venido a colaborar.

Estábamos todos agotados, pero el guía, tan cálido como todos los de la tierra, insistió en que si teníamos alguna pregunta, la hiciésemos. Entonces una señora se aventuró a preguntar el significado de Tikal. El guía reveló que Ciudad del Silencio o, más exactamente, de los Murmullos (parece contradictorio, pero es un interesante estado liminar que revela cómo se construyen los significados).

Por otra parte, nos aportó otro posible significado que aludía a quien había sido el gobernante más importante de Tikal, cuyo nombre no recuerdo, pero que le presentaba como el “Divino Señor de la Cabellera Anudada”.

Tuve un momento de escalofrío por todo mi cuerpo que permitió que esta experiencia acabase con una extraña satisfacción.
 

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