LA MANSIÓN DOBLEMENTE MALDITA I Concurso de microrrelatos "La cruz del Negro"

LA MANSIÓN DOBLEMENTE MALDITA
Por Magopitágoras

Mi hermano despierta y se concentra en sembrar el caos en la mansión.
Las luces de la casa fluctúan intermitentemente. Un par de jarrones y una percha vuelan por los aires empujados por la furia incontenible de mi gemelo. A mí no me agrada lo que está haciendo pero estoy aburrido y decido colaborar con él. Observo en el mueble del recibidor una pieza de cristal de Bohemia de bella factura, demasiado valiosa para ser destruida por nada: la dejo intacta y, en su lugar, destruyo un par de vasos rayados por un uso excesivo.
No asusto a nadie, no tengo talento para ello. Tampoco quiero estar aquí. En cambio, mi hermano posee un alma destructiva y, con su devastadora fuerza, empuja al abismo la figura que yo había indultado. Además un i-phone termina desintegrado contra la pared.
Los propietarios de la casa despiertan ante tanto ruido y salen al pasillo a comprobar que ocurre. El marido se acerca a los restos metálicos del móvil mezclados con materia ectoplásmica y suspira con alivio:
— !Menos mal! Es el tuyo, cari.
— ¡Serás cabrón!—  replica su esposa aunque refrena su insulto al observar un objeto que reposa en el suelo junto a la chaqueta de él y la percha caída— ¿Con que fulana usas esos condones? ¡Yo estoy operada!
— Se los guardo aun compañero de trabajo— se excusa el marido—. Su mujer...Te regalaré el nuevo modelo de i-phone para tu cumple...
La pelea doméstica se ve truncada porque mi hermano, al ver que los adultos están más interesados en sus propias cuitas que en el jaleo que está armando, decide entrar en el cuarto de los niños a terminar a terminar su poltergeist particular.
—  ¡A los pequeños no! — grito, pero no logro frenarlo. A este lado de la realidad, él es más fuerte.
Los niños aúllan de terror al ser despertados por el fantasma fuera de sí en que se ha convertido mi hermano. La familia al completo huye despavorida de la mansión.
—¿Por qué tengo que aguantar este castigo eternamente? — pienso con tristeza. Yo fui feliz durante mi vida, incluso teniendo que convivir con mi deforme y enajenado hermano siamés pegado a mi cuerpo hasta que ambos fallecimos en la operación de separación No merecía el quedar enganchado a su errante y atormentada alma para siempre.

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