Carmona: Ermita de Nuestra Señora del Real o de San Anton
La ermita de Nuestra Señora del Real ocupa una altura inmediata
á Carmona por la parte de Poniente, y fué edificada en los primeros
días que siguieron á la entrada en la villa de las armas cristianas.
Se dice que en el mismo sitio sobre que ella se levanta estuvo la tienda del rey Fernando III. Los motivos por los cuales se construyó la ermita de Nuestra Señora del Real los cuenta Fr. Juan Bautista Arellano en su libro titulado Antigüedades y excelencias de la villa de Carmona. Hé aquí sus mismas palabras:
«Después que el rey Fernando III ganó á Jaén,
dirigió su ejército á Carmona; mas viendo la fortaleza de sus muros
y la altura de sus torres y castillos, fué buscando el sitio más adecuado
para poner sus tropas, y escogió un campo llano, de igual altura
que Carmona, y que estaba á la parte de Sevilla. En este lugar puso
el rey su tienda, y colocó en ella una pequeña imagen de Nuestra Señora,
inmediata á esta planicie había una gruta muy honda y tenebrosa,
y por delante de la cual corría un abundante arroyo de agua dulce.
En esta gruta, cubierta con profusión de ramas y zarzas, habitaba un
ermitaño llamado Valerio, esclavo de un rico moro llamado Buceite,
señor de todo aquel campo. Valerio era muy viejo, y como estaba inútil
para el trabajo, su amo le había dado permiso para que viviese en
aquel retiro. Valerio, al oir el ruido que hacían los cristianos sentando
el campo, salió de la gruta y corrió á su encuentro.
Interrogado por
los soldados, les dijo que lo llevaran al rey; y una vez en presencia de
éste, le profetizó que el éxito coronaría su obra, que ganaría á Carmona,
y que en pago de tantos favores del cielo le pedía levantase una
ermita á Nuestra Señora en el mismo sitio donde levantaba la tienda
real, para que él pudiese serviría toda su vida.
El rey le ofreció labrar
la ermita, y llamando á un oficial de su guardia le encargó que cuidase
de Valerio y lo tratase como á su propia persona.
Fernando III
marchó á poco para el sitio de Sevilla, donde á los seis meses se
le presentaron Buceite y Valerio, portadores de las llaves de Carmona.
Mucho se holgó el rey de la rendición de la villa, y fiel á lo prometido,
dio facultad á Valerio para fundar la ermita que se había de
poner bajo la advocación de Nuestra Señora del Real.
Pocos días después
de concluida la ermita, un pariente de Buceite mató alevosamente
en la mezquita á un moro principal llamado Abul-Casín, con
cuyo motivo las turbas despedazaron al matador. Los parientes del
muerto quisieron darle sepultura en la ermita de Valerio, y obligaron
á Buceite á ir con ellos. Valerio se resistió, y los moros lo increpaban
diciéndole que el lugar de la ermita estaba sembrado dé los huesos de
los suyos, y que pagaban parias al rey cristiano para poder disfrutar
el terreno.
Quisieron entrar en la ermita por la fuerza, y entonces
Nuestra Señora permitió que los más osados quedaran clavados en el
dintel de la puerta, ardiendo en puras llamas, con lo cual los demás
huyeron, renunciando á profanar la ermita.
Buceite, que presenció
tan portentoso milagro, abjuró de sus creencias y se convirtió á la religión
cristiana, en cuyos misterios lo instruyó el ermitaño Valerio.»
ARQUITECTURA: El pequeño edificio es de dos naves, separadas por arcos ojivales.
Bóveda octogonal sobre trompas cubre el presbiterio y faldones sencillísimos el cuerpo de la iglesia .
Los datos referidos y la simple visión de la fábrica demuestran claramente que es obra medieval.
OBJETOS DE ARTE: Dos buenas imágenes se hallan en esta ermita: la de Nuestra Señora de Tentudia, mal conservada hasta el punto de haber perdido casi totalmente la figura de Jesús que porta en el lado izquierdo, que parece obra del XIV muy avanzado; y la de San Antón, bella escultura y muy bien compuesta que creemos sea de pleno quinientos, pese al sentido gótico que en algunos pormenores posee.
fuente:Historia de la Ciudad de Carmona de Manuel Fernández y Catálogo Arqueológico de Hernández Díaz.
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